Un día para celebrar todo lo vivido

(Texto compartido en la fiesta de fin de año de OPDP, el 22 de diciembre de 2016)

1. Hoy nos reunimos aquí, en el local de Otro Punto de Partida, para celebrar lo más importante: la vida. Porque si podemos celebrar, es debido a que hay algo que celebrar. ¿Qué mayor celebración que la de sabernos y sentirnos vivos? Lo cierto es que hay muchas maneras de vivir. Y más cierto aún es que tenemos la libertad de elegir qué vida queremos vivir, cómo queremos atravesar estos días que se nos han dado sobre la tierra. La elección aquí es lo fundamental: no estamos predeterminados, destinados de antemano a la vida que nos toca, sino que existe la posibilidad de decidir qué quiero hacer con mi vida. Es verdad que están los errores y que está el sufrimiento: todo es parte de la vida. Pero como dice la canción que escucharemos después, interpretada por el coro de niños y niñas, “hay una estrella y muchos amigos”.
2. La estrella se ha posado sobre este local y los amigos somos todos nosotros. Entre todos construimos este lugar. Mientras no constituimos un lugar, un nosotros, caminamos desvalidos y errantes. La vida, sin un lugar, ¿puede ser celebrada? El lugar nos da el horizonte. El suelo que creamos y en el que quedamos arraigados nos hace anchura. Cuando el horizonte se hace lugar, entonces estamos alumbrando un espacio dinámico, relacional, cálido y abierto. Otro Punto de Partida, que va camino de cumplir tres años en Entrevías, se afianza en lugar, nuestro lugar. También lo pequeño y frágil puede llegar a ser lugar. Lo auténtico, aunque tiemble, atrae.

3. Siempre hemos querido que este lugar sea de todos, construido entre todos y destinado a todos: vecinos, niños, jóvenes, voluntarios, amigos… Y es a esos “todos” a quienes hoy queremos agradecer especialmente por su cercanía, su ayuda, su generosidad y su confianza. Nos sentimos acompañados por vosotros, nos vamos conociendo, se estrechan los lazos, se amplía la familiaridad, se genera la amistad, hay cordialidad, nos reconocemos en nuestros quereres y nos estimamos desde quiénes somos. Poco a poco, semana a semana, mes a mes, este lugar se va convirtiendo en lo que estaba llamado a ser: un espacio de encuentro entre personas distintas, con diferentes procedencias, sensibilidades e historias personales, que se unen para impulsar los valores de una nueva humanidad. Este lugar de todos y todas existirá mientras creamos en la confianza, en el valor de cada persona, en la comprensión hacia los otros, en la generosidad, la relación, el perdón y el compartir gratuitamente.

4. Mirarnos, escucharnos constituye por sí mismo la creación de espacio nuevo, como si la cotidianeidad de la vida agotara los espacios vitales, nos redujera a un terreno incomunicado. Esta fiesta prodiga expresividad mutua, fuerza a actividad. ¿Hay alguna actividad más dinámica que el encontrarnos, dejándonos invadir por el timbre de voz de los otros? Siempre la voz amiga trae paz, infunde aliento, proximidad. Dejarnos seducir por quiénes somos, brindarnos desde dentro. Esta fiesta concentra el dinamismo en el que se experimenta Otro Punto de Partida en el fluir de días y situaciones. Quienes nos congregamos en esta tarde encarnamos la afluencia de tantas personas que a lo largo del año compartimos vida en Otro Punto de Partida, ya sea en actividades de apoyo escolar, en encuentros de madres y padres, en clases de español o inglés, en talleres de manualidades, visitas a museos o a ciudades históricas, campamentos de verano, cinefórums… También en el diálogo fraterno, en el apoyo ante la necesidad y la escucha de quién lo necesita, por los motivos que fuere, en el acompañamiento del sufrimiento ante los trances de la vida. Ante toda situación, en Otro Punto de Partida queremos mostrar un compromiso y fidelidad que sea como roca frente a la inestabilidad y movimiento de la fluctuante realidad actual.

5. Un profundo agradecimiento a cada una/o de los que hoy llenamos este lugar. Celebrémonos y gocemos, porque somos un lugar en la historia construido desde cimientos que nadie podrá destruir. Lo valioso será el que nos vivamos en un dinamismo de horizonte y de esperanza capaces de integrar el ayer arrastrándolo a lo que está viniendo. La fiesta, la Navidad ya próxima transforma la complejidad creciente de la realidad, la historia, de la sociedad en un diálogo radical. Hay algo en el interior de cada una/o de nosotros, en lo profundo de este hoy, tremebundo y gozoso al tiempo, que avanza alumbrando un nuevo futuro.

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